Queralbs mantiene el encanto de los pueblos de alta montaña, con sus calles estrechas y sus casas de piedra con tejados de pizarra y elementos de madera originales. Los ríos Freser y Núria caen con fuerza hacia el fondo del valle, todo rodeado por altas cumbres como el Puigmal, el Balandrau o el Torreneules.
En el pueblo encontramos la Iglesia de Sant Jaume. La iglesia fue consagrada en el siglo X y dos siglos más tarde, fue reedificada coincidiendo con el crecimiento de la población producido en la zona. El edificio, de una sola nave, está cubierto con bóveda apuntada, puesto que la anterior quedó malmetida con el terremoto de 1428. Posteriormente se añadió el campanario, la sacristía y se alargó la nave; también se amplió con dos capillas laterales que dan forma a un pequeño crucero. De manera similar que Santa Cecília de Molló presenta el ábside más estrecho que la nave.
El elemento más interesante de la iglesia es el pórtico, formado por seis arcos sostenidos por columnas de mármol azul. Es uno de los pórticos en más buen estado de conservación que ha llegado hasta nosotros. En los capiteles podemos apreciar figuras humanas, animales y fantásticas. Muestran una clara influencia del taller escultórico de Rosselló.
La iglesia de Sant Jaume de Queralbs, mencionada por primera vez en el año 978 y reedificada en el siglo XII, tiene uno de los mejores pórticos con arcos del románico catalán.
