El Monasterio de Sant Joan de les Abadesses fue el primer cenobio femenino de los condados catalanes.
Sus orígenes se remontan en el siglo IX, concretamente al 887 cuando fue fundado por Guifré el Pelós, conde de Barcelona, con la intención de otorgar protección en el territorio y ayudar a la reconquista. Emma de Barcelona, hija del conde y de Guinidilda de Ampurias, se convirtió en la primera abadesa del templo, cuando solo tenía 7 años. Gracias a la buena gestión que hizo de las tierras y a las donaciones recibidas, la primogénita de los condes consiguió aumentar considerablemente el patrimonio del monasterio y su radio de acción. Emma murió a 62 años, después haber impulsado la creación del actual pueblo de San Juan. Se cree que sus despojos todavía se encuentran depositadas dentro del monasterio, pero nadie sabe exactamente dónde. Cinco abadesas más la sucedieron durante el casi siglo y medio que las monjas benedictinas vivieron al monasterio. El 1017, la ambición de Bernat Tallaferro consiguió que la comunidad fuera expulsada acusada de conducta inmoral y vida gamberra. A partir de aquel momento, se instaló una comunidad masculina. La construcción actual fecha del siglo XII y el edificio se ha convertido en una pieza importante del románico en Cataluña.
El Santísimo Misterio, una pieza cortada en madera del siglo XIII, es la obra más importante que el templo guarda a su interior. El grupo escultórico, que representa el descendimiento de la cruz, es una transición entre el románico y el gótico. También se encuentran retablos góticos dedicados a San Agustín y en Santa Maria la Blanca y el sepulcro de Beato Miró, del mismo estilo. Estas tres piezas son el ejemplo de la importante producción que se hizo al taller de escultura que la villa acogía en el siglo XIV.
En términos arquitectónicos, la disposición de los ábsides responde a la influencia occitana. El claustro gótico, de planta trapezoidal, con las arcadas románicas que comunicaban con la sala capitular, y la capilla barroca de Dolors, con una preciosa talla contemporánea de la Piedad, del escultor Viladomat, completan el conjunto.
Un monasterio lleno de vida, capital en la historia de nuestro país.
