Vallfogona de Ripollès se ubica en la falda de las sierras del Puig Estela y de Milany, rodeada de bosques, paisajes y caminos que la convierten en un lugar ideal para hacer rutas y excursiones y disfrutar de la naturaleza. Su núcleo medieval, bien conservado, está estructurado por una plaza central en torno a la cual se construyeron en círculo las antiguas casas, que aún conservan umbrales y balcones centenarios. Descubre los secretos medievales que esconde, rodeada de un entorno natural magnífico.
Las primeras noticias del término datan del año 896, cuando el monasterio vecino de Sant Joan de les Abadesses poseía heredades y dominios en Vallfogona. El pueblo nació por voluntad de los señores de Milany, que querían que hubiese un núcleo de población cerca del castillo de la Sala, y por eso se construyó el pueblo en torno al castillo.
¡El esconjuradero de Vallfogona servía antiguamente para conjurar tormentas y malos espíritus! Se ubica en el extremo del rellano donde está el antiguo templo de Sant Julià y se derrumbó a principios de los años ochenta del siglo xx, pero fue reconstruido inmediatamente después, en 1985, aprovechando muchas de las partes originales.
El conjunto medieval del casco urbano, en la parte más antigua del pueblo, fue edificado al abrigo del castillo a partir del siglo xiii. Antiguamente, este núcleo estaba amurallado y solo se podía acceder al interior a través de tres antiguas puertas: la puerta de la Muralla, la de Ponent y la de Migjorn.
La parte más antigua del pueblo la constituyen la plaza y las antiguas calles de la capilla y el hostal. Las calles del núcleo medieval están enlosadas, y las casas, construidas en círculo alrededor de la plaza, conservan umbrales y balcones centenarios.
El puente medieval, del siglo xiv, servía para atravesar el arroyo de Vallfogona en el camino que unía el pueblo con el castillo de Milany y Vidrà y fue construido por los señores de Milany, que en aquella época trasladaron su residencia del castillo de Milany al castillo de Vallfogona.
La vieja iglesia parroquial de Sant Julià está situada a 200 metros del pueblo y data del siglo x. Actualmente se conserva una parte posterior barroca de grandes dimensiones y una parte delantera románica más reducida. Desde el derrumbe parcial de la parte barroca en los años setenta del siglo xx, la iglesia de la Salut ha asumido las funciones de iglesia parroquial.
La Tosca del Pinetar es una formación rocosa de varias decenas de metros de espesor que se ha ido formando a partir de la lenta y continua deposición del carbonato cálcico disuelto en el agua de la fuente de la Tosca y que nos ha dejado un increíble salto de agua donde la roca atrapa restos vegetales en forma de tallos y hojas.
El torrente de la Masica está en el espacio de interés natural de las sierras de Milany-Santa Magdalena y Puigsacalm-Bellmunt. Allí contemplaremos saltos de agua impresionantes rodeados de la flora y la fauna propias de los torrentes prepirenaicos.
Es el yacimiento arqueológico de una antigua tejera, un horno de producción de tejas y ladrillos, situado a unos 200 metros sobre el paraje de la Tosca. En este proyecto de recuperación del patrimonio han participado los vecinos y vecinas del pueblo, junto con diversas instituciones científicas.
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