Albert Rigat y Lola Gardella se conocen desde siempre. Hijos ambos de Tregurà, muy pequeños ya jugaban juntos por las calles y rincones del pueblo. Él nació en 1944 a falta Cutu, en el vecindario de Bajo, y se tuvo que espabilar desde muy joven. Apenas tenía 12 años que ya bajó a cuidar vacas en una masía de Vilallonga de Ter, desde donde si levantaba la vista veía las casas de su pueblo. Más tarde fue a hacer el servicio militar en Olot. Se presentó voluntario.
Con Lola, comenzaron a festejar en breve y muy jóvenes, cuando él tenía 21 años y ella 17 se casaron. Fueron a vivir a falta Cheque, de Tregurà de Arriba, de donde es hija Lola, con los padres de ella, en José y Conchita que siempre los ayudaron y apoyaron tanto con el negocio hotelero como con el extensa familia que fue llegando.
El espíritu emprendedor de Albert enseguida se asoció con la capacidad ilimitada de trabajo de Lola, y durante cuatro o cinco años regentaron un pequeño y viejo hostal que había en el pueblo mismo, a falta Tec. El establecimiento también hacía de tienda para los vecinos del pueblo. Hay venían pienso para el ganado y otros comestibles. En aquel primer hostal ya tenían algunas habitaciones para los clientes que querían pasar la noche o que decidían pasar algunos días de vacaciones en el pueblo. Pero las instalaciones eran muy viejas y por eso pidieron a los propietarios de hacer reformas y alguna ampliación para poder atender mejor a los clientes. Como les dijeron que no, decidieron dejar ese negocio de alquiler para empezar uno de propio. Y así fue como empezó el negocio turístico, la actual Fonda Rigà, que hoy es referente en la comarca y que abrió sus puertas a principios de los años 70, poco antes de la inauguración de la estación de esquí de Vallter 2000.
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TERRAZA
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JARDÍN
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PISCINA
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GUARDAESQUÍS
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ACCESIBILIDAD
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BAR
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RESTAURANTE
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